Wim Wenders sienta al Papa Francisco en el confesionario de su cámara
El premiado director estrenó documental con su Santidad.
Relajado, con sentido del humor y una condena clara contra el consumismo o el maltrato a la naturaleza. Así ha llegado el papa Francisco al Festival de Cannes, a través de un documental de Wim Wenders que sirve de megáfono cinematográfico a su mensaje evangélico.
El papa no acudió este domingo al estreno de la cinta en el certamen fuera de competición "porque estaba trabajando", según bromeó el delegado general del Festival, Thierry Frémaux, y tampoco la ha visto acabada, detalló hoy a Efe el director, a quien le pidió que entendiera que "ver películas no es lo suyo".
No obstante, en "Pope Francis. A Man of His Word" su presencia llena una cinta que le acompaña en sus viajes a favelas o a centros de detención o en sus discursos en Naciones Unidas o en el Senado estadounidense, pero que, ante todo, le escucha.
"Quería reflejar lo que representa, sus preocupaciones. Es un retrato de sus palabras y, a través de estas, también del hombre, porque para decirlas tiene que ser valiente, y lo es enormemente", explica Wenders, Palma de Oro en 1984 también en Cannes por "Paris, Texas".
Un cara a cara benevolente con Jorge Bergoglio que el director (Düsseldorf, 1945) asume sin complejos.
"Tras tener el privilegio de estar con el papa y ser testigo de su increíble poder emocional y de comunicación, por qué debería criticarle. Todo el mundo puede hacer eso, criticar es lo más fácil, pero dejar que alguien llegue a otro a través de la película es un esfuerzo distinto. La crítica está sobrestimada".
El Vaticano promovió el filme, pero no participó en el proceso creativo y financiero, relata Wenders, que dice que tuvo libertad absoluta a la hora de rodar y editar y un acceso privilegiado tanto a los archivos vaticanos como al papa, al que vio cuatro tardes dos horas cada vez, que dejaron a ambos "exhaustos".
"Me sorprendió su amabilidad y su valentía. Este hombre tiene los pies en la Tierra (...) y es un optimista sin límites. Yo mismo lo soy, pero nunca he conocido a nadie con tanto poder emocional en su enfoque positivo hacia los peores problemas", cuenta el también autor de "Buena Vista Social Club" (1999) o "Room 666" (2006).
Jorge Bergoglio, escogido en el cónclave de 2013, habla sobre la pedofilia, ante la que reclama "tolerancia cero" y que los obispos acompañen las denuncias de los padres de los niños abusados, o sobre "la tentación de la riqueza", consciente de que afecta también a la Iglesia.
Su opinión sobre la homosexualidad queda reflejada a través de un viaje con periodistas, donde se pregunta quién es él para juzgar a alguien si acepta a Dios, pero cada vez que se dirige a la cámara entabla una conexión directa con la audiencia.
"Yo quería desaparecer, no se me ve como persona, para que pudiera hablar a todo el mundo a través de mí", cuenta Wenders, que establece un paralelismo constante entre el papa y san Francisco de Asís, el también defensor de los pobres y de la naturaleza, de quien toma el nombre.
Wenders, protestante criado como católico, que a los 15 o 16 años se planteó estudiar Teología, hasta que descubrió el rock y el cine, ha dedicado dos años a este proyecto, y admite que su mensaje le ha hecho cambiar aspectos de su vida relativos al despilfarro o a su relación con la familia.
Pero la audiencia objetivo del filme, añade en un encuentro con prensa internacional, no son los creyentes, sino más bien aquellos "que no tienen que ver con la Iglesia, porque está bien que sepan que este hombre quiere llegar a todo el mundo, no para convertirles, sino para dejarles claro que todos somos hermanos".
EFE